Así nos oxidamos

Es oportuno recordar que las reacciones de oxidación causadas por los radicales libres son habituales en todo ser vivo, porque las células utilizan el oxígeno para crear energía y llevar a cabo su metabolismo. Sin embargo, si se manifiestan en exceso, pueden alterar peligrosamente la estructura de las células y conducirlas a la muerte. En los tiempos que corren, caracterizados por la polución ambiental, el estrés, las dietas desbalanceadas, la falta de actividad física y otros factores igualmente desgastantes, el ser humano es proclive a engen drar exageradamente, en su organismo, los temidos radicales libres. Las variedades conocidas son tres: el anión superóxido, el radical hidroxilo -el más tóxico de todos- y el peróxido de hidrógeno, una molécula que no es estrictamente un radical libre, pero que posee la capacidad de generarlos.
Ningún ser vivo podría subsistir en una atmósfera oxi genada si no dispusiera de barreras adecuadas para contrarres tar sus secuelas. El complejo sistema defensivo que ofrece nuestro organismo, integrado por diversos agentes antioxidan tes, es el responsable de neutralizar a los radicales libres y evi tar que produzcan daños considerables en las membranas celu lares. En los casos en que por alguna razón las defensas están disminuidas o que la aparición de radicales libres aumenta en forma desmedida, existe la posibilidad de que se produzca un desequilibrio fisiológico denominado estrés oxidativo, un con cepto utilizado desde hace algunos años, que indica el daño que sufren las células por el aumento en la producción de radi-ícales libres. La barrera antioxidante puede debilitarse por el consumo de alimentos con demasiadas calorías o por un sinfín de otras razones, a saber:
• El cigarrillo
El alquitrán del cigarrillo es una fuente muy importan te de producción de radicales libres. Además, despoja al orga nismo de muchas vitaminas y minerales. Y no es una cuestión de cantidad: un solo cigarrillo libera miles de millones de radi cales libres.
• El alcohol
Incorpora radicales libres mediante dos vías: por reduc-ción de oxigenación cerebral y por intoxicación directa de las células.
• Las grasas
Además de desencadenar mayor producción de radica les libres, las grasas son las principales responsables del índice llevado de colesterol y enfermedades como el infarto, la angi na de pecho y el síncope.
• Cierta clase de drogas
Entre ellas la cocaína, por su acción directa sobre el ce rebro.
• Polución
La contaminación ambiental disminuye la cantidad de oxígeno que respiramos, lo que produce mayor cantidad de ra dicales libres.
• Las conservas y embutidos
Tanto las conservas como los embutidos y alimentos precocinados tienen altos contenidos de sodio, lo que puede ser perjudicial para el corazón.
• Estrés
No sólo contribuye a la formación de radicales libres, sino que también aumenta el riesgo a padecer una enfermedad coronaria.
• Preservantes
Por contener sustancias químicas no asimilables fácil mente por el hígado
• Colorantes
Los contienen una gran cantidad de alimentos y po seen composiciones muy variadas.
Podría decirse que estas son causas evitables, porque en definitiva se trata de sustancias utilizadas por el hombre voluntariamente. Sin embargo, existen otras causas de sobre­producción de radicales libres que podrían ser consideradas inevitables, del medio ambiente y son las siguientes:
• concentración excesiva en la sangre de metales pe sados: como el hierro, el plomo o el cobre, que funcionan co mo catalizadores de estas peligrosas moléculas.
• las radiaciones solares: sobre todo en zonas donde la capa de ozono se encuentra disminuida.

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