Para esto no es necesario vivir en una casa inmensa, con parque arbolado y miles de plantas. Basta con que dedi que parte de su tiempo a plantar alguna semilla o a recortar las hojas amarillas de cualquier planta que tenga en un departa mento, por más pequeño que sea. O simplemente que las rie gue. Las poblaciones de los pueblos longevos, gracias a las vir tudes de un clima cálido y soleado y de su amor por las frutas y verduras, pudieron empezar a hacer ejercicios en relación a la tierra.
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